Abonados Ingreso exclusivo aquí.

Hombre invisible

Apertura del programa «guetap» -23/Septiembre- con Pablo Neruda. Conducido por Reynaldo Sietecase en Radio Vorterix.

Hombre invisible

Yo me río,
me sonrío

de los viejos poetas,

yo adoro toda

la poesía escrita,

todo el rocío,

luna, diamante, gota

de plata sumergida,

que fue mi antiguo hermano,

agregando a la rosa,

pero

me sonrío

siempre dicen' yo' “

a cada paso

les sucede algo,

es siempre “yo”,

por las calles

sólo ellos andan

o la, dulce que aman,

nadie más,

no pasan pescadores,

ni libreros,

no pasan albañiles,

nadie se cae

de un andamio,

nadie sufre,

nadie ama,

sólo mi pobre hermano,

el poeta,

a él le pasan

todas las cosas

y a su dulce querida,

nadie vive

sino él solo,

nadie llora de hambre

o de ira,

nadie sufre en sus versos

porque no puede

pagar el alquiler,

a nadie en poesía

echan a la calle

con camas y con sillas

y en las fábricas

tampoco pasa nada,

no pasa nada,

se hacen paraguas, copas,

armas, locomotoras,

se extraen minerales

rascando el infierno,

hay huelga,

vienen soldados,

disparan,

disparan contra el pueblo,

es decir,

contra la poesía,

y mi hermano

el poeta

estaba enamorado, o sufría

porque sus sentimientos

son marinos,

ama los puertos

remotos, por sus nombres,

y escribe sobre océanos

que no conoce,

junto a la vida, repleta

como el maíz de granos,

él pasa sin saber

desgranarla,

él sube y baja

sin tocar la tierra,

o a veces

se siente profundísimo

y tenebroso,

él es tan grande

que no cabe en sí mismo,

se enreda y desenreda,

se declara maldito,

lleva con gran dificultad la cruz

de las tinieblas,

piensa que es diferente

a todo el mundo,

todos los días come pan

pero no ha visto nunca

un panadero

ni ha entrado a un sindicato

de panificadores,

y así mi pobre hermano

se hace oscuro,

se tuerce y se retuerce

y se halla

interesante,

interesante,

ésta es la palabra,

yo no soy superior

a mi hermano

pero sonrío,

porque voy por las calles

y sólo yo no existo,

la vida corre

como todos los ríos,

yo soy el único

invisible,

no hay misteriosas sombras,

no hay tinieblas,

todo el mundo me habla,

me quieren contar cosas,

me hablan de sus parientes,

de sus miserias

y de sus alegrías,

todos pasan y todos

me dicen algo,

y cuántas cosas hacen! :

cortan maderas,

suben hilos eléctricos,

amasan hasta tarde en la noche

el pan de cada día,

con una lanza de hierro

perforan las entrañas

de la tierra

y convierten el hierro

en cerraduras,

suben al cielo y llevan

cartas, sollozos, besos,

en cada puerta hay

alguien,

nace alguno,

o me espera la que amo,

y yo paso y las cosas

me piden que las cante,

yo no tengo tiempo,

debo pensar en todo,

debo volver a casa,

pasar al Partido,

qué puedo hacer,

todo me pide

que hable,

todo me pide

que cante y cante siempre,

todo está lleno

de sueños y sonidos,

la vida es una caja

llena de cantos, se abre

y vuela y viene

una bandada

de pájaros

que quieren contarme

algo descansando en mis hombros,

la vida es una lucha

como un río que avanza

y los hombres

quieren decirme,

decirte,

por qué luchan,

si mueren,

por qué mueren,

y yo paso y no tengo

tiempo para tantas vidas,

yo quiero

que todos vivan

en mi vida

y canten en mi canto,

yo no tengo importancia,

no tengo tiempo

para mis asuntos,

de noche y de día

debo anotar lo que pasa,

y no olvidar a nadie.

Es verdad que de pronto

me fatigo

y miro las estrellas,

me tiendo en el pasto, pasa

un insecto color de violín,

pongo el brazo

sobre un pequeño seno

o bajo la cintura

de la dulce que amo,

y miro el terciopelo duro

de la noche que tiembla

con sus constelaciones congeladas,

entonces

siento subir a mi alma

la ola de los misterios,

la infancia,

el llanto en los rincones,

la adolescencia triste,

y me da sueño,

y duermo

como un manzano,

me quedo dormido

de inmediato

con las estrellas o sin las estrellas,

con mi amor o sin ella,

y cuando me levanto

se fue la noche,

la calle ha despertado antes que yo,

a su trabajo

van las muchachas pobres,

los pescadores vuelven

del océano,

los mineros

van con zapatos nuevos

entrando en la mina,

todo vive,

todos pasan,

andan apresurados,

y yo tengo apenas tiempo

para vestirme,

yo tengo que correr:

ninguno puede

pasar sin que yo sepa

adónde va, qué cosa

le ha sucedido.

No puedo

sin la vida vivir,

sin el hombre ser hombre

y corro y veo y oigo

y canto,

las estrellas no tienen

nada que ver conmigo,

la soledad no tiene

flor ni fruto.

Dadme para mi vida

todas las vidas,

dadme todo el dolor

de todo el mundo,

yo voy a transformarlo

en esperanza.

Dadme
todas las alegrías,

aun las más secretas,

porque si así no fuera,

cómo van a saberse?

Yo tengo que contarlas,

dadme

las luchas

de cada día

porque ellas son mi canto,

y así andaremos juntos,

codo a codo,

todos los hombres,

mi canto los reúne:

el canto del hombre invisible

que canta con todos los hombres.

Notas relacionadas