Tren cruzando puente de hierro
|Apertura del programa «guetap» -31/marzo- con Alberto muñoz. Conducido por Reynaldo Sietecase en Radio Vorterix.
Tren cruzando puente de hierro
Por el río Las Conchas llegábamos a Bella Vista.
Cruzábamos el puente de hierro tragados por un
palacio de canciones y gritos.
Sólo el olor a huevo proveniente de la canasta
de mi madre me devolvía a las ropas: el vagón se movía
como una yegua nerviosa en las murallas del tábano.
Nadie soportaba el olor del río Las Conchas
cambiaron su nombre por el de Reconquista.
El puente de hierro separaba el cuarto de los nenes
de la habitación de la abuela que durante la luna se
levantaba en camisón para rezar y orinar.
La luz exterior vivía de los curiosos
y de las oraciones amarillas flotando como abejas
en la palangana de metal.
Viajábamos los domingos. No había obreros colgados
de la caldera sólo mujeres gordas con crisantemos
arrastrando por los vagones criaturas y periquitos.
Mis padres discutían el arte de Virgina Luque
el derecho del matrimonio a no levantar una roca insólita
la manera en que los días se parecían a los clavos.
Nadie soportaba a Las Conchas.
El olor provenía del río Reconquista.
Yo llevaba mi nombre atado a una hebilla
por temor a que hicieran con él los mismo que habían hecho
en el bautismo del Reconquista.
Que de pronto papá o Lorenzo dijeran Antonio o Ferdinand
y mi cabeza girara llevándome indefenso como un pescado
o como un rey turbado por el acero que le acercan a la garganta.
Oh el olor a huevo crudo de la canasta de Amelia me devolvía
al vagón de madera. “ Comamos”- decía mi madre- improvisando
un mantel de mármol sobre sus rodillas
tomates partidos a la mitad y agua de lluvia
para que los soldados abandonen sus supersticiones:
madre si venimos de Las Conchas
por qué Dios me dijo una vez cruzando el Reconquista:
“ Yo soy el camino”.